lunes, 30 de junio de 2014

TS NRO 4

Be-bop y más. Por E. G. Dueño de un gran carisma y de una vertiginosa interpretación, Dizzy Gillespie supo granjearse un lugar en la historia del jazz. Según André Francis en su libro Jazz, el genio de Dizzy Gillpespie podía ser comparado con el de Charlie Parker: gran talento como cantante y prodigiosas características de showman. Gillespie nació el 21 de octubre de 1917 en Carolina del Sur (EE.UU) en una familia de siete hijos y empezó desde chico a practicar con diferentes instrumentos. Así, probó sucesivamente el piano, la batería, el trombón, la tuba, quedándose al final con la trompeta. Su familia se mudó a Filadelfia y en esa ciudad debutaría profesionalmente a los catorce años. EN 1937, ya en New York, fue contratado por la célebre pista de baile Savoy junto al baterista Chick Webb. El mismo año viajó a Francia con la orquesta de Teddy Hill. Es por esa época que comienza a aparecer el sobrenombre “Dizzy” (su nombre de nacimiento era John Birk) al mismo tiempo que el vertiginoso y carismático trompetista. De febrero a marzo de 1945 grabó con Parker y empezó a componer, a hacer arreglos y a dirigir. Emprendió un tour con artistas de la talla de Ella Fitzgerald, Cab Calloway o Duke Ellington. Además, dirigió pequeñas agrupaciones. Pero resultó para él un gran triunfo organizar en 1946 una gran orquesta con la que estuvo de gira en 1948 por Europa. Sin embargo, el disco Swing, no fue un éxito comercial como esperaba y volvió a las pequeñas formaciones. Dizzy Gillespie formó parte del estilo be-bop, aquel estilo que hiciera furor en los tempranos ’50, sobre todo en beatniks y escritores de la generación beat, como Jack Kerouac. Al trompetista se le atribuye la paternidad de la disociación de la sección rítmica, que es una de las principales características de este estilo, junto al baterista Kenny Clarke. La sección rítmica bop, según André Francis, trabaja en realidad con un espíritu de simplificación, evitando que los instrumentos se doblen. Además del enriquecimiento de lo rítmico, los principales investigadores de este estilo, como Dizzy, Thelonius Monk y Charlie Parker, revalorizaron el material melódico y armónico. El be-bop significó para la juventud de todo el mundo y para la de Estados Unidos específicamente, una especie de liberación que subvertía los cánones aceptados y consagrados. El que mostró el camino. Por E. G. Silvio Romero es el visionario recopilador de los Cantos populares del Brasil de 1883, libro que constituye el primer documento de la literatura oral brasilera. Cantos populares del Brasil fue publicado en Lisboa (Portugal). Pero Silvio Romero le debe a una temporada en Recife, Brasil, 1868 a 1876, la iniciación en estos estudios. Después, en Lagarto, Estancia y Parati, recogerá material folclórico: versos, romances, historias, lundus y chulas. De 1870 es su primer ensayo sobre la formación étnica de Brasil: El carácter nacional y los orígenes del pueblo brasilero. Segú su biógrafo, Silvio Rabelo, para Romero los estudios, el interés estético, histórico y psicológico nacional, eran preocupaciones de todos los días y la base de su crítica aplicada a la literatura, la historia y en general a la vida espiritual brasilera. De esa época data su lectura de un ensayo sobre el Cantar de los Nibelungos de Emilio de Laveleye que lo inspiró, dándole el rumbo que debían tomar posteriormente sus trabajos. En 1879, Romero fijó residencia en Río de Janeiro y comenzó a publicar una revista sobre estudios de poesía popular brasilera, que fue luego recopilada en un tomo, 1888 como Estudios sobre poesía popular del Brasil. Estos estudios duraron un año y formaron parte de un programa de análisis del folclore brasilero, su literatura oral, su poesía, el teatro tradicional, oraciones, juegos infantiles, cantos populares. Según Romero, la producción que circulaba entre los mulatos de la costa, los indígenas y los portugueses, era extranjera. Lo genuinamente nacional era lo que descendía de ellos. El mestizo, brasilero nato, suma de generaciones, era el elemento diferenciador, asimilador y nacionalizante. Silvio Romero es el primero en integrar lo negro como algo indispensable en la cultura popular. El baile de la lavandera, es un baile de la zona de Bahía y Sergipe. Estos bailes eran creados por jóvenes de ambos sexos, de las mejores familias. Las letras no eran populares, sino creadas por poetas, y existen varias colecciones todas impresas en Bahía. La traducción es literal. El baile de la lavandera. Antes de que salga el sol, Voy a madrugar En las márgenes del río, Adonde voy a lavar. Pasaré contenta, Muy divertida Con mis compañeras Que también son lavanderas. Ahí me quedaré Bien acomodada, Libre de calor, Para estrujar, mejor. Por este cantito Estaré muy alegre En el mismo lugar Viendo pasar gente. Voy caminando Y el sol está alto Ya no sé si corro Ya no sé si salto Por allá la veo Es otra compañera Es esa Damiana La que veo primera.

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